Cultura del agua

La verdad es innegable: la cantidad de agua en la Tierra no ha aumentado desde hace 2000 años, cuando nuestra población mundial era 30 veces menor. Hoy, nos aproximamos a los 9 mil millones de habitantes en el planeta, y la Tierra sigue manteniendo sus 1,385 mil millones de kilómetros cúbicos de agua. Aunque esta cifra puede parecer abundante, debemos recordar que más del 97% de este volumen es agua salada que forma los mares y océanos. El agua dulce, vital para nuestra supervivencia, representa menos del 3%, y tres cuartas partes de ella se encuentran atrapadas en forma de hielo. Para visualizarlo de manera impactante, si redujeramos todas las reservas de agua dulce del planeta al tamaño de una naranja, nos encontraríamos con una sola gota.

Sin embargo, la crisis del agua es real y urgente. Anualmente, 7 millones de seres humanos, incluyendo a casi 2 millones de niños, pierden sus vidas debido a enfermedades causadas por la contaminación del agua. A medida que nuestra población continúa creciendo, la necesidad de agua se expande cada día. Durante el siglo XX, la población mundial se triplicó, y el consumo de agua se sextuplicó.

Este aumento explosivo en el consumo de agua va acompañado de una seria degradación de su calidad, debido a la contaminación causada por vertidos de residuos tóxicos como metales pesados, hidrocarburos, pesticidas y fertilizantes. Esta degradación supera ampliamente la capacidad de los ecosistemas naturales para purificar el agua.

Afrontar la escasez de agua es un desafío global que exige la acción de todos los sectores de la sociedad. Desde la protección del medio ambiente y la mitigación del calentamiento global hasta la distribución equitativa del agua para la agricultura, la industria y el consumo doméstico, todos tenemos un papel que desempeñar. Esto va más allá del sector agrícola; implica a gobiernos, organismos internacionales, comunidades locales y cada individuo en el planeta.